lunes, 4 de julio de 2011

DE TERRITORIOS DE MAR


Entre
Islas, el crepúsculo te difumina hasta golpear la difracción que nos condena a la ausencia, a esa ausencia salobre cuyo sabor calma los desvelos de dos naufragios en furia.
Marejadas percibo tu angustia consumida por el sargazo en un día donde los cayucos perdieron a su dueño y decidieron asirse a riberas porque nunca se acostumbraron al sudor de otros, prefiriendo el camuflaje, me uno a ellos. No quiero consagrarme a la santidad sin beberme savia ajena a tu cuerpo.
Océanos fallezco en la perfecta ironía, contradigo el bramar de Medusas y rocas que inscriben el sexo de un proxeneta nombrado Dios, ladrón de nuestros cuerpos en aciago litoral, amándose entre faros y escombros de luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario